


Sin lugar a dudas fue el cubano más globalizado de su tiempo. Aportó empírica y teóricamente al conocimiento científico de un modo decisivo, como no lo ha hecho otro cubano hasta la fecha. Los cubanos actuales hemos recibido una información interesada sobre este importante médico, porque el régimen de los 50 años de control ideológico cultural ha “dosificado y cambiado” los hechos y personajes históricos a su gusto y conveniencia. Por eso refrescar la información basado en los hechos no esta de más.Carlos Juan Finlay nació en Camagüey, Cuba, en diciembre 3 del 1833.
El mayor de 7 hermanos nacidos de Edward Finlay, un medico escocés que peleó al lado de Simón Bolívar, su madre francesa nacida “De Barres” como apellido de su padre.Vivió durante su niñez en La Habana, en Alquízar, donde su padre era dueño de finca. Lo educaron entre sus padres y tíos en lo que hoy conocemos como “primaria y secundaria”.
A los 11 años de edad viajó a La Havre, Francia, donde comenzó a asistir a una escuela formalmente pero fue contagiado por cólera y regresó a Cuba. Su propio padre lo sometió a terapia intensa en un pequeño Instituto del cual era propietario, porque la enfermedad le afectó los músculos de la cara y de sus extremidades. Sin embargo, en 1848 regresó a Francia a continuar su formación en el Instituto de Rouen.
Las turbulencias políticas y el contraer fiebre tifoidea, lo obligó a viajar a Inglaterra y estudió un año en Alemania, después de otro obligado reposo en la Isla. Trató de enrolarse en la Universidad de La Habana a estudiar medicina pero no le aceptaban los certificados de equivalencia, por no ser españoles, que poseía de Europa.
Entonces se presentó en la Jefferson Medical Collage en Philadelphia, EEUU. Allí estableció amistad con John Kearsly Mitchel que era vocero de la “teoría de las enfermedades por gérmenes” que le convenció de que sus pasadas enfermedades fueron causadas por micro-organismos. John fue su maestro y mentor hasta que en 1855 Finlay recibió su certificado como médico.
Lo convalidó en La Habana en 1857.En 1856 se va a Lima con su padre y tío que eran conocidos por su participación en la Guerra de Independencia sirviendo con Bolívar, practicó la medicina con sus familiares médicos. Durante el período entre 1860-61 toma estudios especializados en París en hospitales y clínicas. En 1864 pasa a ser cirujano en Matanzas. Se casa en octubre del 65 con una nacional de Trinidad, cuya isla visita en 1869.
En 1875 viajaron a New York para consultas acerca de una condición médica de su esposa.Durante toda su práctica comenzó a observar la relación entre las enfermedades y el ambiente. Cuando las muertes por la agresividad del ambiente eran por cientos de miles, Finlay elaboró la teoría acerca de la picada de algunos insectos o murciélagos o el contacto con el agua contaminada y la cadena de contaminación o epidemia, estudió cómo algunas pacientes que habían sufrido las enfermedades medio ambientales, si tenían una forma moderada de la enfermedad, creaban ciertas defensas que impedían que volvieran a contraer la misma.
Por ese trabajo fue seleccionado por el mismo Gobierno Colonial a una Conferencia Sanitaria en New York. Durante la cual en 1875, presentó su genial teoría de que el mosquito podía se el vector o trasmisor de la fiebre amarilla, el azote de la época como el SIDA o el cáncer lo es ahora.
En 1898 con 65 años de edad y motivado por su simpatía por los EEUU, viajó a Washington a ofrecerse como voluntario para el cuerpo médico americano del ejército invasor. Su amigo el Cirujano General del Ejército Dr. Stemberg lo aceptó a su pesar como un médico de experiencia en el asalto a Cuba por Daiquiri, Oriente.
Entró con las tropas triunfantes en Santiago de Cuba y se instaló en La Habana en lo que fue después la Ciudad Escolar y antes Base Militar de Columbia, en los Servicios Médicos del ejército americano y del cubano en formación.
Con los ataques de fiebre amarilla entre las tropas de ocupación y los antecedentes del fracaso francés de hacer el canal de Panamá, porque los mosquitos los deportaron de sus territorios, Finlay planteó hasta la saciedad la necesidad de terminar antes con los mosquitos para que no acabaran con el ejército que le había ganado a España pero que podía perder contra el Culex.
En 1902, al crearse la República de Cuba, fue designado como el primer Ministro de Salubridad, por el Presidente Tomás Estrada Palma, compartiendo con otros muy ilustres hombres de ciencia o toga como Diego Tamayo del Interior o Enrique José Varona, primer Ministro de Educación.
Durante el tiempo que mantuvo su cartera, por ejemplo, redujo la mortalidad infantil en un +50% de 1376, en 1902, por cada mil nacidos vivos a 576 en 1909.No fue un cubano saca tripas o héroe de algún tipo de contienda violenta.
Aparte del microscopio y su paciencia no usó ningún arma o enarboló banderas en trincheras o causas para cambiar el gobierno o el sistema. Es el tipo de cubano que necesitaría la nueva Cuba. Estudió y luchó por su patria cuidando de la salud y el futuro higiénico de los cubanos. Salvó vidas, sirvió bien y dejó un legado innegable.
FUE UN REFERENTE PARA OSCAR ELIAS BISCET QUE TODAVIA SIGUE PRESO EN CUBA.
anytime: gurgueiros@gmail.com
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